lunes, 27 de septiembre de 2010

Por qué no se va por la banqueta?

Rolando Sativa y Susana Valium. [Parte 2]

[Click aquí para leer primera parte]
Rolando esperaba a Susana en el parque frente al bar detrás de un árbol grisaceo, viejo y grasoso. Aún sin devisar a la mujer de sus sueños se dispone a prender un cigarrillo cuando un viejo Honda modelo 2020 pasa lento y ronroneando como un gato viejo y enfermo. El humo que despide hace que Rolando se transporte a otra dimensión dentro de su misma mente.

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El pequeño niño desafortunado hijo de José Sativa despierta aturdido luego de una siesta que no sabe cuando ni cómo comenzó y camina descalzo hasta la entrada principal pues escucha el golpeteo sordo del diario contra la puerta de tambor, abre y quita la liga del periodico sin saber realmente lo que hace, él es apenas un niño pero esta ocasión una especie de instinto le dictó leer la fecha que aparecía con negritas en la parte superior derecha del mismo: 20 de Octubre del 2031.

Un grito espantoso que apenas parecía humano se escuchó de afuera, sus oídos de niño identificaron que el grito era de papi, de nadie más, de papi el que lo hacía pasar horas frente al espejo para que viera, según sus palabras, lo feo que era, lo estupido que se veía. Papi quién solía golpearlo cuando el niño no accedía a autonombrarse un remedo de feto en descomposición.

Sus pequeñas piernas se entumecen con todo y costras en las rodillas pero más le vale correr y estar a donde su padre cuanto antes, de lo contrario... de lo contrario... Él va a... -Shhht! Vamos, Rolando. Papi ha llamado y vaya que lo ha hecho con ganas-

José voltea a verlo, su gran mandíbula se abre y unas ligas de saliva vieja se estiran de labio a labio mientras pronuncía lento y claro: "Trae-el-puto-control-de-la-cochera. Traelo ya". Los cinco años de vida/experiencia han hecho que el pequeño distinga cuando las cosas son en serio, aunque su padre siempre esté de mal humor, aunque su padre siempre use ese tipo de palabras en todo lo que habla. El futuro licenciado en administración que trabajará como carnicero 26 años más tarde corre, atravieza la sala volteando hacía todos lados en busca del pequeño control negro del uni-botón gris, busca en la cocina, en el baño y por fin lo encuentra en la habitación de sus padres, el cuarto de los gemidos y el llanto, el cuarto prohibido en el que papá golpea a su madre con todas sus extremidades, por dentro y por fuera; así lo entiende él a su corta edad. El control está tirado en el piso, al lado de una sandalía rosa/mugrienta de su madre. Al atravezar de nuevo la sala ve uno de sus juguetes y su corazón de niño, aunque asustado le dice que vaya por él, esta aventura la tenían que vivir juntos, como los héroes siempre unidos que eran.

Clap clap clap, el golpeteo de sus piecitos descalzos contra el suelo; su padre arrebata el control de sus manos y pulsa el botón gris al mismo tiempo. El pequeño Rolando da tres pasos hacía atrás y ve como la puerta blanca de la cochera sube y una asquerosa cantidad irreal de humo se abre paso por el área de la ventana al exterior que aumenta uniformemente, su padre entra con pasos firmes y abre la puerta del honda usado que había comprado apenas unos meses atrás. Ahí está ella, ahi está Mamá; la señora que habla poco y generalmente usa lentes oscuros para ocultar sus ojos morados, la señora que prepara comidas insipidas pero que por alguna razón Rolando ama, está sentada frente al volante del Honda, con los ojos cerrados, con el cuerpo inerte. Su padre la toma de su cabello rojizo y canoso y la abofetea múltiples veces. Mami no responde... Mami se ha ido.

La figura de acción del Santo con 11 articulaciones cae en cámara lenta de la mano derecha de Roly, cae en el pequeño charco en el que el niño estaba parado y hace brincar a un grillo grande y tosco el cuál golpea su pie izquierdo. Rolando nunca volverá a ver a los ojos, nunca dejará de mojar la cama...
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Vuelve de su ensímismamiento y se percata de que un par de lágrimas recorren sus mejillas. Rolando Sativa 2056 está de nuevo esperando a Susana, el viejo Rolando que llora al oler el humo de un carro viejo...

-Esta historia continuará...-

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