miércoles, 11 de mayo de 2011

La cabellera del pez...

En el inicio de la humanidad el hombre no tenía cabellera, era algo extraño contar con un cuerpo cubierto de pelo y carecer de éste en la cabeza pero pertenecía a una de las tantas bromas que nos juega el universo. Así, aunque al humano le valía madre, comenzó a observar cómo los peces que comía contaban con una hermosa cabellera la cuál podían sacudir mientras nadaban y agitar cada que saltaban fuera del agua. Esta sin lugar a dudas fue una de las cosas que más envidió y por tanto, se dispuso a quitarle al pez su gran tesoro… Recurriendo al primer hechizo de magia negra, el hombre de los ojos rojos maldijo al pez (segundo pacto con el diablo) despojándolo del habla, de sentimientos y lo más importante (¿?) de su hermoso cabello, que a era dorado, plateado, negro, rojo y en raras ocasiones azul oscuro.

Pobre pez, pobre pobre pobre pez… Lo que quedó luego de esto, es que el diablo quitó el cabello al pez y nos lo adjudicó a nosotros. El hombre no sabía nadar, luego de tener cabello aprendió, el hombre no tenía sentimientos fuera de la envidia y la vanidad, ahora cuenta con ellos. Bien se preguntarán, ¿por qué los calvos? La respuesta es sencilla, aquellos antepasados nuestros que eran alérgicos al marisco no disfrutaron de la cabellera del pez.

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