lunes, 6 de diciembre de 2010

MIRADOR.

"Me gusta el blues -dijo alguien-. Duele tan bonito".
Ahora estoy oyendo a Louis Amstrong cantar "Saint James Infirmary". La voz de Satchmo raspa el oído y el alma como papel de lija, y hace que se entristezca la tristeza.
¿De qué manantial oscuro brota una pena así? Tal se diría que esta canción recoge todo el dolor del mundo. Si las canciones fueran llanto, ésta sería un infinito mar de lágrimas.
A fuerza de tanto tiempo y tiempo los hombre han aprendido ya a sufrir. También han aprendido a olvidar el sufrimiento, pues si lo recordaran siempre la vida se les haría imposible. Mejor se acostarían a morir. Pero de vez en cuando el dolor viene a decirles que aquí está. Ahora me lo está diciendo a mí. Escucho el blues en la neblina de la tarde, y la tristeza se me entra en el corazón como la niebla en una casa cuyo dueño olvidó cerrar la puerta.


-Armando Fuentes Aguirre, "Catón".-

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