lunes, 26 de septiembre de 2011

La Cucaracha Cromada

¿Qué es? ¿Qué pasa? No, no, no y no. No puede ser! Dentro de la oscuridad en la densa y húmeda noche de un domingo de septiembre se ve una luz turbia y se percibe un olor al cuál el adjetivo "asqueroso" le queda corto, el miedo a tropezar gracias a la ausencia casi total de luz no me preocupo, aunque eso de caer al vació y jamás volver a saber lo que es la vida se estaba poniendo de moda, mi curiosidad fue más allá y como un niño al descubrir a sus padres desnudos en la cama, me sorprendí al ver a Aquello, a Eso (nada asociado con el celebre personaje de Stephen King), con los dientes al descubierto y ahora mis pupilas contrayéndose a una razón inimaginable me percaté de que se me congelaban las piernas, se me iba la respiración y el hueco en el estomago  me hacía creerme dentro de un cuerpo partido por la mitad.

La cucaracha cromada giro sus ojillos (pequeños en comparación a su cuerpo) lentamente y el líquido viscoso que cubría aquellas esferas del tamaño de una bola de billar ausentes de párpados hizo un sonido grotesco que me hizo recordad todo aquello que pudre a nuestra existencia, sus extremidades se podían resumir a 6 patas y una especie de muñones sangrientos (¿?) para los cuales no alcancé a distinguir su función.

- Cucaracha cromada. ¿Qué haces aquí y qué es lo que quieres? ¿Por qué usas ese brillo cromado turbando la niebla en algo fantasmal y hasta en cierto punto excitante?

Las longitudes de onda en aquella forma de comunicarse de la Cucaracha cromada eran algo abstruso para mi cerebro de humano. Más sin embargo luego de un momento eso realmente no importó. El cromado de su armadura era al principio atractivo pero con el paso del tiempo se tornó para el deguste de mi visión en algo hermoso, en algo a lo cuál se le tenía que ofrecer respeto y no asco. Algo con que divertirse en vez de odiar... La cucaracha cromada pareció sonreír para después correr por todo el parque que se encontraba cruzando la calle, deslumbrando a su alrededor, llenando todo con la magia de su color (¿?), al mismo tiempo que absorbía toda vida del pequeño mundo del parque.

Jamás podre entender lo que dice ni divertirme con los sonidos que hace, sus ojos viscosos ni mucho menos admirar esa luz virtual que despide de su primitivo cuerpo: La Cucaracha Cromada me ha comido.
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Los saluda... El Cristal!

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