martes, 9 de noviembre de 2010

Symptom of the universe - Black Sabbath 1978

¿Qué decir?
Una maldita obra de arte.

El Lobo Y La Abuela De Caperucita.

La abuelita de Hannibal Lecter (éste a su vez hermano de caperucita) contaba con 55 años pero parecía una mujer de 40 con el cuerpo excepcional de una de 35, su monumental figura le pareció increible al lobo desde el primer momento en que la vio y planeo clavarle algo más que el colmillo en cuanto tuviera la oportunidad.

Un buen día el lobo se encontró con caperucita.

- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.

- A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita.

- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta y sintiendo un escalofrío que le recorrió las piernas.

Caperucita puso su cesta en la yesca y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer, además, traigo el cinturón de castidad que me puso Pulgarcito el pasado sábado. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles que de seguro le harán crecer su hermoso trasero.

Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la MILF le abrió pensando que era el de las Pizzas. Un cazador había estado observando a la abuela con Binoculares cambiarse de bata y al ver estropeada la situación mejor se fue a dormir a su casa.

Al momento en que el lobo vio su larga cabellera blanca con tintes del rubio que en otros tiempos era color oro sintió de nuevo el escalofrió pre-erección y con sus grandes ojos color avellana se dedicó a contemplarla de pies a cabeza. Cuál fue su sorpresa al ver que la abuela no se molestó ni asustó, por el contrario se ruborizó y caminando lentamente hacía atrás se dejó caer sobre el sillón. El lobo le arrancó el camisón con sus garras y olfateo su cuerpo como un perro desesperado hasta cada pequeño rincón de la mujer madura para culminar aullando de placer tras transcurrir escasos 3 minutos y medio.

Dejar insatisfecha a una mujer con la experiencia de la abuela de Caperucita no era algo que le importara al Lobo, además... después de disfrutarla sexualmente(él sí la disfrutó), proseguía devorarla y beber cada gota de su sangre para quedar patas arriba y calentarse al lado de la chimenea recordando cada segundo de ambos actos. Cuál fue su sorpresa cuando al tener cerrados los ojos y disfrutar de un cigarrillo natural la boca de la excitante mujer se poso sobre su peludo cuello y sintió como sus colmillos entraban como afiladas navajas. Con sus pechos aún al aire, la hambrienta señora se comió con paciencia cada parte del lobo (incluyendo huesos, cartílago y genitales).

Caperucita se demoró bastante en el bosque pues se encontró con sus amigos los mapaches y entre robo y robo se le fue el tiempo. Felicidades, Caperucita... Ahora tu rosada carita le servirá de postre a la abuela.

Hawaii & Mas