Al despertar esta mañana no abrí los ojos. Como si ya lo supiera, mi oído se agudizó y escuché claramente el caer de la lluvia. Sin viento, sin ánimos de sacudirnos como en otras ocasiones, simplemente el hecho de bañar todo aquello que estuviese "desprotegido".
La sensación que provocó el sonido de esta lluvia tan perpendicular a la tierra fue la de una extraña tristeza y melancolía a la par que, sin saber realmente por qué, una sonrisa se me dibujó en el rostro. Y es que si el cielo está llorando, después las cosas estarán mejor, ¿no? Si es que se le ocurre bañarnos con modestia es para que reflexionemos un poquito y, al contrario de un día soleado, este día sea diferente y no por eso triste, si no, diferente; y, mis queridos amigos... Lo diferente nos mantiene en movimiento. El movimiento nos mantiene vivos.
No hay que deprimirse ni mucho menos tirar a la basura un día nublado o con un poco de fresca lluvia, por el contrario. A movernos!
Saludos... El Cristal...
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