miércoles, 9 de febrero de 2011

El Cuarto Oscuro: La Bestia...

Aún no puedo creer por lo que estoy pasando, la sensación de gozo con su amante el miedo y la euforia que vivo aceleran mi corazón como jamás se había acelerado pero no me asusta, me siento más vivo que nunca.

El cuarto oscuro.
Ahí está la bestia atrapada en el único mueble que pobla la habitación, quién iba a pensar que una silla de metal que pudo ser atornillada al piso pasara a ser considerada para mi un objeto sagrado. La luz es tenue y el ambiente húmedo, las cadenas en sus manos están oxidadas y ajustadas hasta cortar la circulación; esto crea más terror al hombre cuál terror merece. Conforme salen sus primeras lágrimas mi sonrisa, aunque temblorosa se va dibujando en mi rostro. "¿Ya empezó a llorar cuando esto está apenas por comenzar?"

La bestia siempre se creyó muy macho, sentía que tenía el poder para hacerme su esclavo, para atormentar mis nervios con psicosis, amenazas y sarcasmo. Tanto polvo y alcohol no hacían más que trastornarlo a un incremento proporcional a como me fue trastornando a mi, ¿por qué yo? ¿qué hice yo para que te creas un semi-dios? Pues te tengo noticias, gran mierda... Ahora estás bajo mi poder. ¡No más terror! ¡No más de agachar la cabeza y cerrar la boca! Aquí nadie te encontrará, al menos no mientras no haya acabado contigo...

No me di cuenta hasta que mis nudillos se estrellaban con un impacto casi sobrenatural de que ya había comenzado a golpearlo, no sé si él se lo esperaba pero yo no. Se escuchó cómo el hueso crujía y el gemido de dolor del animal encadenado hacía vibrar mis intestinos al ritmo de una sinfonía celestial, la piel de sus mejillas se abría dejando correr la sangre y manchando la mordaza de un rojo oscuro como si su sangre estuviera pudriéndose o ya estuviera podrida...

!¿Quién es el pendejo ahora, hijo de tu puta madre?!
¡¿Quién?! Quién se rie de quién, mierda?!
"No pienses, HAZLO" decías... pues aquí me tienes, cabrón... aquí me tienes haciéndote cagada.

Mi corazón está más excitado de lo normal y la sangre agolpada en mi cabeza nublan mi visión y hacen que la realidad dé vueltas a mi alrededor, tomo un respiro, me calmo y vuelvo a reir. El gozo que provoca el odio y la venganza es bastante enfermo y duele dentro del alma, pero así es cuando se hace uso de la maldad para calmar las penas. Vuelvo a lo que ya había empezado y con gusto y paciencia terminaría esa misma tarde...

Le recordaba momentos que me había echado a perder, la vida que me había consumido tras tantos años de trabajar para él, y luego le profería otro golpe a mano limpia, después de todo quería sentir en mis cada vez más pulverizados nudillos el daño que hacía en sus mejillas, nariz, boca, cejas, estómago, hombros, espalda y cuantos lugares pudiese golpear sin que perdiera el conocimiento. ¿Por qué fue tan complicado y estupefacientemente horrible todo aquello que pudo ser más sencillo? ¿Por qué hacerme de las pocas horas fuera de la cueva las horas más difíciles y estresantes? ¿Cuánto tengo sin descansar? ¿Cuánto va ya que no descanso realmente?... Me robaste el pensamiento tornando los olores y recuerdos en algo pútrido e incoloro. Hoy voy a descansar.

Siempre fui un hombre de Dios pero definitivamente el día de hoy he olvidado todo lo que se supone el pide que hagamos. No sentí lástima del monstruo, jamás pensé en tenerle misericordia, nunca descubrí su boca para ver qué gritaba, qué pedía o qué proponía. Su silencio hacían que esto fuera una fiesta aún más particular y colorida para las profundidades de mi mente lo suficientemente retorcida para perder el sentido del tiempo. No sólo estaba quebrando sus huesos y abriendo su piel. Logré quebrar su espíritu, hice que su alma se hiciera mierda y que se diera cuenta de que no es más que un indefenso y simple mortal.

Lloró con más intensidad conforme mis palabras recorrían su cerebro y mis puños su cuerpo, trató de toser sangre pero ésta terminó por salir en coágulos por los añicos de nariz que le quedaban. El escalofrío orgasmico que recorrió todo mi cuerpo al darme cuenta de que se estaba orinando fue tan indescriptible que lo catalogo como la emoción más fuerte de mi vida luego del nacimiento de mis dos hijos sanos. ¡¿Alguna vez te viste en esta posición, mierda?! ¿Alguna vez imaginaste siquiera que alguien tendría los huevos para esto? Las carcajadas demenciales que se arrancaban de mi pecho hacían que la bestia temblara cada vez más...

No pasa siquiera una hora más cuando mi vientre duele de tanto reír y veo como el cuerpo inerte en la silla tiene el rostro destrozado y ha dejado de respirar. Ha llegado la hora de hacerle caso a las nauseas que me invadían desde un principio y luego percatarme de lo más importante de la culminación de lo sucedido:

Hoy voy a descansar.

Hawaii & Mas