Mi Vieja Máquina De Escribir

En el cuarto que soliamos usar como bodega hay una mesita casi hecha pedazos. Arriba de la mesita se encuentra mi vieja máquina de escribir.

Alice fue comprada para realizar mis tareas de secundaria, no mucho después fue desplazada por los unos y ceros de la computación y la terrible limpieza de trabajo que nos da una impresora: la tecnología digital contra lo mecánico y clásico una vez más.

Alice no solía atorarse seguido, ocurria que me rebanaba los dedos de vez en cuando por errores de tecleo e intentos de rapidez innecesaria al momento de utilizarla pero no pasaba de ahi... unas cuantas gotas de sangre que caían en sus entrañas y por fuera no dejara de ser una vieja máquina de escribir un poco desgastada pero sin rastro de polvo o suciedad. Un buen día mi querida Alice se fue al cuarto de los recuerdos...

Al transcurrir las semanas, la humedad del cuarto comenzó a oxidar el mecanismo metálico, el polvo y las telarañas a acabar con su buena apariencia, ahora la máquina de escribir dejaba de ser lo que había sido, sin más, había perdido el glamour de todo aparato que en otrora fuese la novedad y lo último en su tipo.

Alice no es cualquier máquina de escribir, ahora el cuarto-bodega permanece cerrado con candado. El primer encuentro con la particularidad de la máquina fue el 06 de Junio de hace apenas 4 años, lo que pertenece al 2006; suelo robar la llave del candado de vez en cuando para tumbarle el polvo a Alice y recargarla con una nueva hoja de papel, por las noches Alice hace su magia, sola, interrumpiendo el canto de los grillos con el "clack clack" del golpeteo contra el papel.

Es hermoso leer lo que Alice escribe, no deja de provocarme escalofrios en todo el cuerpo y de vez en cuando hacerme derramar un par de lágrimas. La complejidad de su existencia y el misticismo de su pasión me hace sentir cosas que jamás había sentido ni imaginaba sentir... No quiero mover a Alice de su lugar, a decir verdad, temo hacerlo...